Adelanté algo los temas que iremos tratando en futuras sesiones: nos daremos una zambullida en el concepto de tono literario, ayudándonos con ejemplos musicales y cinematográficos: haremos un escarceo sobre el concepto de realidad y de la equívoca idea de una visión “sana” de la existencia; haremos una excursión por los paralelos que existen entre el humor, la poesía y la publicidad; sondearemos la esquizofrenia revisando el fenómeno de los heterónimos de Pessoa; intentaremos dilucidar las características que hacen de un cuento un cuento y de una novela una novela. Y mientras esto va sucediendo, yo seguiré intentando seducir a la gente a saltar al barco de la escritura de la Guía Equívoca de Liubliana.
A nivel personal, me propongo, entre otras cosas, lograr que Petra disfrute más con la corrección de tareas y lea más, que Tončka escriba cuando no esté inspirada, que a Gemma le regrese el entusiasmo por el español balcánico, que Polona lea los libros que tiene y no ha leído, que Špela desarrolle tan buenas estrategias pedagógicas que pueda tomarse una cerveza en vez de preparar sesiones escolares y que Maya encuentre los agridulces placeres de la traducción y que nos obsequie con una obra de teatro latinoamericana en esloveno.
Para la próxima mesa, dos asuntos de “cajón”: 1) Explorar la idea de la realidad consensuada y 2) articular un entendimiento más vasto del concepto de tono (adjunto lista de adjetivos). Para los dos incisos les invito a proponer ejemplos, textos, videos, canciones. Si nos queda tiempo, haremos un análisis del ensayo El Vulcanizador, de Juan Villoro.*
* ww.sololiteratura.com/vill/villorosemblanza.htm
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